Os agradezco que estéis leyendo estas líneas. Yo les doy vida, y con vosotros cobran sentido. No me leáis porque sí. Quiero que tengáis un motivo por el cual necesitéis o sintáis que, estas letras os van a contar algo y es lo que andabais buscando. Quizás muchos ya habréis desistido en el intento, cambiado de página o pensado: “qué pérdida de tiempo”. Si es así, no sigas leyendo y los dos haremos como si no nos hubiésemos conocido. Pero si no, te invito a mi pequeño rincón en el que publicaré tres entradas al día, en el que te haré participe, en el que te haré sentir que tienes un sexto sentido. Y sobre todo a hacerte creer que, de veras, existe una fibra sensible que puede inter-conectar con las personas.


lunes, 11 de abril de 2011

Libros de amor.

Lees libros de amor. De esos en los que te cuentan historias espeluznantes de vida o muerte, en las que los enamorados lo dan todo, se buscan y se persiguen, superan sus miedos, sufrimientos y lo peor que te puedas imaginar con tan solo una pizca de esa magia que te devuelve las alas.
Crean relaciones en cualquier encuentro dispar y después pasan a intentar hacerte recordar cada día lo que aquellos cinco segundos supusieron y que tras  un choque de almas gemelas, de medias naranjas y tinteros de agua dulce capaces de formar la sombra de un corazón, fueron convirtiéndose para ti en una adicción incontrolada, en una suave prosa faldera, que vehemente fueron cautivándote como lo hizo tu primer beso, y tus ganas de saber el final.
Nacen las dudas, los celos, las ganas de perderlo todo y de volver a empezar. Y todo esto, sin dejarte a ti ser participe, tan solo alguien que contempla desde el mejor de los puntos de vista, lo que sucedió y no sucedió, y como los pequeños detalles hicieron que entraras en un mundo de ensueño en vez de darte cuenta de la superflua realidad.
Quizás un día me invente un personaje y os cuente como conoció a su chica, como después sufrieron, o incluso el tiempo que estuvieron juntos diciéndose a las mil maravillas lo que ambos sentían y dejaban de sentir, viviendo en los lugares más inhóspitos de la tierra, aquellos que tú te imaginarás una y otra vez pero que nunca podrás llegarlos a conocer. Posiblemente, llegarán al altar, luego te imaginarás la sonrisa de sus hijos y los verás crecer, pero nunca sentirás lo que ellos sintieron cuando sus padres se separaron. O puede que nunca lleguen a eso y que su amor fuera incondicional y tan solo pudieron disfrutar de una noche juntos, en dónde al día siguiente, debido a las copas de vino de más, no recuerden nada. O quizás el personaje que cree, tenga una hermana pequeña enferma de amor. Loca por un hico de su instituto, el más popular pero el más cabrón. Al que todo hermano mayor odia y que le daría más de una paliza. Pero también puede  entre las infinitas posibilidades que os cuente lo que cuesta darte cuenta del hecho de que perdiste a tu chica y que nunca otra podrá suplir su lugar. O lo que es estar sentado en el vagón del tren y que la chica de delante de ti esté leyendo un libro de amor, en vez de estar escribiendo contigo esa historia que tanto estáis esperando leer. 

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