Os agradezco que estéis leyendo estas líneas. Yo les doy vida, y con vosotros cobran sentido. No me leáis porque sí. Quiero que tengáis un motivo por el cual necesitéis o sintáis que, estas letras os van a contar algo y es lo que andabais buscando. Quizás muchos ya habréis desistido en el intento, cambiado de página o pensado: “qué pérdida de tiempo”. Si es así, no sigas leyendo y los dos haremos como si no nos hubiésemos conocido. Pero si no, te invito a mi pequeño rincón en el que publicaré tres entradas al día, en el que te haré participe, en el que te haré sentir que tienes un sexto sentido. Y sobre todo a hacerte creer que, de veras, existe una fibra sensible que puede inter-conectar con las personas.


miércoles, 6 de abril de 2011

Cuando escribo: Te quiero.


Querida niña de papá,
Sé muy bien por lo que estás pasando. No soy la persona indicada, pero si que es el momento adecuado. Lo que te diga ahora, no quiero que te lo tomes todo al pie de la letra, pero tampoco quiero que pienses más allá de estas palabras porque lo menos que quiero es hacerte daño. Aunque le des mil vueltas intentando encontrar cual es el significado de todo esto, no llores de rabia por dentro porque no sepas qué es lo que está pasando, y por qué pasa. Es como intentar entender lo que queremos, en dónde damos más importancia al verbo “entender” que a lo que verdad importa: “querer”. Por eso lo que realmente quiero es que lo hagas muchísimo más sencillo y pienses que el motivo por el cual te estoy escribiendo esto y tú lo estás leyendo, es porque dentro de todo lo que desconocemos, hay algo que nos une de tal forma que, por mucho que intentemos separarnos el uno del otro, volvemos a darnos cuenta de que nos seguimos queriendo.
Es lo que tiene el amor. Las idas y venidas, y las vueltas que da la vida. He pensado en los momentos que no he pasado a tu lado. Me he visto inmaduro, atormentado, sin saber qué hacer en más de una situación. Indeciso, fallando a muchas personas. Errando una y otra vez. Cayéndome en pozos de los que luego no sabía salir. Tampoco tenía valor suficiente como para lograr superar obstáculos. Olvidaba, no perdonaba.Mentía más que hablaba.No tenía ganas de nada. Perdía la razón contra cualquier marea. Insignificante era mi optimismo, la confianza depositada en mi mismo, o la creencia de que hacia bien las cosas. No transmitía cariño, ni daba abrazos a mis seres queridos. Tampoco sabía, como decirles a esas personas que tanto me enorgullecían, lo que eran para mí. No conocía la bondad, ni la alegría y tampoco tenía como amiga a la felicidad. Me importaba más el qué, que el cómo. No quería lo que tenia, y quería lo que no tenia. Convertía todas mis virtudes, en defectos. Escuchaba las palabras “siempre” e “infinito” y se me ponían los pelos de punta. Y ahora, no existe palabra en la lengua escrita que defina lo que estoy viviendo contigo. Me he equivocado muchas más veces de lo que he acertado en esta vida. Y quererte fue una equivocación, pero la más acertada en que fuera eternamente. En dónde nuestro amor es como una primavera perenne. Y cuando antes ni tan siquiera rellenaba con dos palabras un folio en blanco, ahora cuando escribo; te quiero, me doy cuenta de que todo lo que soy es gracias a ti y que esto no puedo permitirme perderlo.

Yo para ti soy mucho más.

-¿Tienes miedo, verdad?

-¿Yo? ¿Miedo a qué?


-A que de repente, pienses en mí cada día. A que te acuerdes de mí y sonrías. A que, te digan algo de mí y me defiendas. A que esperes mi perdón para alegrarte. A que creas que eres para mi especial. A que en un instante, haya un cruce de miradas y una caricia que lo signifique todo. A que de pronto, quieras que exista un “luego”.


-A que rápidamente consiga lo que han conseguido otros en mucho más tiempo. A que incomprensiblemente quieras ir poco a poco. A que sin más creas en mí y confíes. A que te pida las cosas por favor. A que sea yo quien te ayude y te apoye. A que, sin querer, te des cuenta de que ha superado la barrera de la amistad. A que te enseñe lo que es compartir. A que el motivo de tu felicidad sea yo. A que sepas el sabor de los sueños y el olor de mis besos. A que se convierta en un siempre.


-A que impensadamente te haga creer en ti misma, aprendas a valorarte, y a ser valiente.


-Sobre todo a darte cuenta de que me quieres.


-¿Y por qué iba yo a tenerle miedo a todo eso?


-Porque antes de empezar algo, ya estás pensando en que puede terminar. Yo no soy como los demás. Yo para ti soy mucho más que el significado de la palabra “siempre”

Los hombres también lloran.

-Cariño, tenemos que hablar.


[Momento de silencio]


-Espera, un momento, que ahora estoy ocupada.


-Ves, no sé como lo haces que siempre estás ocupada para mí.


-Que ya termino, que son dos segundos.


-Vale…, te espero en el sofá.


-Bueno cariño, como sabes, estas últimas noches he dormido fatal. Algo me incordiaba en mi mente, y es que no paraba de darle vueltas a una cosa. Y nada como de todas las pequeñas cosas no quiero hacer un mundo, pues me gustaría hablarlo contigo, más que nada porque eres tú la que tiene la respuesta, o eso espero.


-Y bien, ¿A qué esperas?


-Pues la verdad es que no lo sé. Es una de esas cosas que siempre estas esperando el momento oportuno.Que ves que no llega, y no llega y no llega, y al final desesperas y te preguntas a ti mismo, y ¿por qué no dejar de darle vueltas y quizás el momento oportuno sea el momento que elijas?




-Así que nada, quería preguntarte ¿Qué es lo que te hace estar enamorada de mí?


[Se escuchaba una carcajada]


-¿Y eso es lo que te creaba dudas y lo que te quitaba el sueño?


-Pues sí, ya sé que puede sonar algo ñoño o un tanto cursi, pero sí. Y la verdad es que necesito tu contestación.


- Pues mira, ¿te acuerdas cuando empezamos a ser amigos y que a ti te empezaba a molestar que yo te hablara de otros chicos? O cuando coincidimos aquella tarde en la tienda de helados, y te pusiste súper nervioso que no sabías que decirme.


-Para no recordarlo, jajaja aun me avergüenzo de aquella situación y de mi comportamiento, pero es que ya sabes a veces me cuestan las cosas.


-Pues ahí empecé a ver algo en ti, algo que no había visto en otros. Diciéndotelo de otra forma, creaste en mí las ganas de saber que ocultabas en aquella forma infantil de actuar, en aquellas formas de mirar. Y como sabes, poco después todo fue a mejor, y supe que te quería cuando el resto del mundo se me olvidó.


Y por eso nos besamos por primera vez, porque dos no se besan si uno no quiere. Por eso te dije sí, a la pregunta ¿Quieres salir conmigo? Y por todo lo que hemos compartido juntos durante estos años, todo lo que me has demostrado desde tu “buenos días”, desde tus desayunos a las ocho de la mañana siempre tan puntuales, desde tus llamadas de cómo ha ido el trabajo, desde tu llegada a casa con un fuerte abrazo, desde las noches que veíamos una película y yo me hartaba de llorar, y tú te haces el duro. Desde tus buenas noches y un hasta mañana. Desde que tus ojos me miran sabiendo lo que soy, desde que tus manos son mis manos, y desde que me di cuenta de que tu corazón y el mío latían juntos. Desde cada día que pasa y siento que todo lo nuestro va a más. Desde que por más que lo piense no veo ni un presente ni un futuro sin ti. Desde que el otro día que me pediste matrimonio, y me sentí como aquella niña de 16 años que se moría por su primer amor.


[Los hombres también lloran]


-Y a ti, ¿qué es lo que te hace estar enamorado de mí?


-Cariño, no tengo mucho que decirte, porque hay sentimientos que son inexplicables.