Con pequeños altibajos como si se tratase de un subibaja de la infancia. A veces triste como los domingos por la tarde o los días grises. Y muchas otras veces alegre con una sonrisa que se le dibuja en la cara, encantadora y capaz de contagiarse.
Acompañado de virtudes como el valor, la fortaleza, el ingenio, la templanza, la ambición y la devoción por sus seres queridos. No obstante a veces, dos de los pecados capitales se apoderan de él; la soberbia, y el orgullo.
Pese a todo esto, sabe perfectamente quien fue, quien es y quien quiere ser.
Con la cabeza amueblada, aunque mal distribuida, se sirve de la razón para pensar en cada duda que le surge de todas las cosas que le rodean. Es capaz de pensar lo que muchas otras personas no piensan, y ver lo que muchas otras no ven. La empatía es uno de sus puntos fuertes, aunque a veces esto se vuelve en su contra.
Es un cuerdo que se convierte en un loco pero que no sabe el genio que lleva dentro. Con un corazón que no le cabe en el pecho. Lleno de sensaciones y sentimientos inquebrantables. Lleno de rasguños de las historias acometidas en su vida, con principios y finales propios de una inmadurez incontenida. Y en cada latido que pasa, es un recuerdo vivo a flor de piel, que resurge y le llena cada vez que la razón se convierte en aliada de su corazón y le hace acordarse de los suyos.
A veces niño, y otras hombre. Dónde la desconfianza en si mismo le arremete a cometer errores.
Pese a ello, nunca deja de perder la ilusión, ya que se dedica a soñar despierto. Y entre los sueños de algodones no pierde la fe ni la credibilidad de sentirse bien por como es. Una persona fiel a sus principios, con lo aprendido en lo que lleva de vida que sabe utilizar sus armas. Aunque muchas veces, cuando le acecha el miedo se convierte en alguien débil por momentos, pero que sin embargo siempre sabe seguir adelante con la sonrisa que se le dio al nacer.