Os agradezco que estéis leyendo estas líneas. Yo les doy vida, y con vosotros cobran sentido. No me leáis porque sí. Quiero que tengáis un motivo por el cual necesitéis o sintáis que, estas letras os van a contar algo y es lo que andabais buscando. Quizás muchos ya habréis desistido en el intento, cambiado de página o pensado: “qué pérdida de tiempo”. Si es así, no sigas leyendo y los dos haremos como si no nos hubiésemos conocido. Pero si no, te invito a mi pequeño rincón en el que publicaré tres entradas al día, en el que te haré participe, en el que te haré sentir que tienes un sexto sentido. Y sobre todo a hacerte creer que, de veras, existe una fibra sensible que puede inter-conectar con las personas.


lunes, 28 de marzo de 2011

Historia de amor.

Te propongo ir más allá de todo esto. Dejar las palabras atrás y que nos basemos en los hechos. Te diría mil y una cosa, pero ¿para qué? si hemos alcanzado el momento en el que mirándonos nos entendemos, sabemos qué piensa el uno del otro, y es más, formamos uno.

No es solo es esto, y a muchas personas les sabrá a poco, o quizás no. Pero estoy seguro que mientras estén leyendo esto, adivinarán lo que siento. ¿Y sabes qué? para mí eso es lo de menos, lo importante es que lo sepas tú. Además este es mi sueño, nuestro sueño. Pero no pienses que todo acaba aquí y que por haberlo conseguido voy  a dejar de luchar por ti.

Es el comienzo de una historia, nuestra historia. Y estoy seguro de que se convertirá en leyenda. Así que ya vale de promesas, de mirar al futuro, de no saber que pasará o que todo lo dejemos para mañana. Intentemos hacer que desaparezcan las dudas, el quizás, las inquietudes, y el esperar. Porque ¿para qué esperar? si los dos nos morimos de ganas de amar.

Prepárate que nuestro primer viaje comienza, y es a la luna. ¿Y sabes por qué lo elegí? Porque es única, y como tú, no hay ninguna.

Una corazonada.

No te niego que al caminar por la calle, y al ver esas parejas tan felices, sienta envidia. Ni tampoco al ver la familia que han formado mis padres, y lo duro que les ha sido, y que todavía lo siguen consiguiendo cada día. PerO no envidia de ver que se dan besos, abrazos, mimos, o vete tu a saber. Sino envidia de ver que son mucho más que personas. Son todavía más felices gracias a que comparten su vida con alguien, pero no un alguien cualquiera. Alguien a quien le llaman amor, y que juran solemnemente de una forma o de otra pasar con ella el resto de su vida.

Algunas, encuentran a esa persona. Otras aunque la encuentren, luego se dan cuenta de la auténtica desfachatez que cometieron en su momento, enamorándose. Otras como yo, se alegran por haber podido compartir momentos de su vida, y en muchos de sus días los recuerdan, y se alegran. Se alegran porque aquellos momentos que vivieron, han ido formando un todo. Y lo que aprendemos en el pasado, es todo lo que podemos enseñar en nuestro presente.

Probablemente de mi pasado venga la extraña actitud que tengo en este pequeño tramo de mi vida. En el que no me da miedo a sentir, sino en el que me da miedo a sentir por la persona equivocada. De todos modos, no puedo lamentarme de la vida que llevo. Todavía tengo corazón, y un pequeño hueco en él de esperanza. Y sobre todo esa corazonada que me dice: el día que menos te lo esperes, la encontrarás y te enseñará todo el camino que te queda por recorrer.

La necesidad del tiempo, dónde todo es esperar.

-Vamos a darnos un tiempo.

¿Un tiempo para qué?

-Para que podamos ser nosotros mismos, y podamos entendernos.

-¿Y así es como lo quieres solucionar?, ¿Separando nuestros caminos?

-No nos queda otra, no estamos preparados y no quiero perderte.

-¿Y crees que así no lo vas a conseguir?

-Sí eso creo, y ojala no me equivoque. ¿Recuerdas cuando nos conocimos? De entonces, ya no queda nada. Yo no puedo volver al pasado, no puedo cambiar las cosas que hice mal. Tampoco puedo viajar al futuro, y no sé lo que va a pasar. Pero lo único que sé, es que el presente que existe entre tú y yo, nos está consumiendo.

-¿Y todos los momentos buenos que hemos vivido, no han servido para nada? ¿Quieres que se conviertan en recuerdos o quizás en olvidos?

-Los momentos buenos que hemos vivido juntos, los recuerdo cada día cuando pienso en ti y te echo de menos. Yo no pretendo que sean míseros recuerdos, ni que llegue al punto de olvidarlos. Lo que quiero, es esperar el momento justo para que podamos revivir esos bonitos momentos, y que no sean soplos de viento como lo son ahora.

-¿Y cómo estás tan seguro de que volveremos a revivir esos momentos?

-Porque un día una chica me hizo conocer lo que era el amor. La vida intentaba separarme de ella una y otra vez. Yo luché tanto y cuanto pude por retenerla junto a mí. Pero después de tanto tiempo me di cuenta de que no podíamos vivir así. Y lo que no quiero es perder mi vida, si no, vivirla junto a ti.


-¿Y por qué quieres separarte de mí ahora?

-Porque hay algo de nosotros que tiene que cambiar y lo que no quiero es cambiarte. Me gustas tal y como eres, con tus defectos y tus virtudes. Pero no quiero pasarme una vida, dándonos cuenta de lo que hacemos mal e intentar mejorarlo o cambiarlo. Lo que no quiero es perder el tiempo junto a ti, porque no me lo perdonaría nunca. Por eso quiero esperar a que estemos preparados tanto el uno y el otro, y consiga hacerte feliz.

-¿Y cuanto crees que durará ese tiempo?

-Pues no lo sé. Puede que un día, dos, tres, quizás meses o incluso años. Aunque sí que sé que llegará el día en el que estemos subidos al altar, y los dos digamos: Sí, quiero.

Querer es poder.

Caminas deprisa, tanto que incluso la suela de tus zapatos se desgasta en cada paso que das hacia la gloria.

Los titubeos, las inseguridades, no existen.  De repente, todo se ha ido, y no hay piedra que pueda interrumpirte en tu camino. Nada ni nadie te puede detener. Tu ego augura por encima de todo, y se incrusta en la cima de cualquier meta, u objetivo por muy difícil que parezca.Inclusive la gente que te dice lo que tienes y lo que no tienes que hacer. Intentando hacerte creer que, siempre vas a medio gas y te quedarás sin lograr aquello que quieras. Pero ahora ya no eres débil, ya no flaqueas de pesimismo, y la única coraza que llevas es para protegerte de las malas lenguas, y de todos aquellos males que intentan tentarte para llevarte por el camino equivocado, haciendo que pierdas la esperanza y tu credibilidad de tener por certeza que en lo tuyo, querer es poder.
Cada decisión que tomes, para ti siempre será la correcta. El destino, no te pone a prueba. Ni tan si quiera la vida juega contigo poniéndote obstáculos. Solamente quieren que demuestres lo que eres, y lo que pretendes conseguir. Ver si eres lo suficientemente fuerte o si eres capaz de que en los momentos decisivos, pase lo que pase y de lo que se te interponga por delante, te mantienes en pie ayudándote de la constancia, y el clamor de jamás sentirte por vencido.

Y así estarás preparado para todo lo que tenga que venir, por muy duro que sea. Porque el dejar de luchar por algo, o que te venzan tus miedos es de cobardes. Y tú no has nacido para ser un don nadie, sino para hacer de tu vida algo grande.

Lo éramos todo.

Lo éramos todo, a nuestra manera. No necesitábamos nada, ni a nadie. ¿Qué ha pasado? Nunca pensé que hubiera un final en nuestra historia.
Realmente, no sé cómo me siento. Esas dos palabras que hicieron que tú y yo formásemos uno, no son suficientes ahora.
Han sido minutos, han sido días, han sido todo lo que quiero recordar.
Tú has sido lo único que está bien, en todo lo que he hecho. Y ahora apenas puedo mirarte, pero cada vez que lo hago, no puedo dejar que intentes marcharte.
Necesito tu encanto para recordar, y encontrarme a mí mismo. De alguna forma, todo lo que tengo, huele a ti. Incluso el más pequeño momento, no es cierto, si tú no estás junto a mí.
Solo quiero sentirte cerca, que tu corazón lata junto al mío. Y permanecer en ese momento, por y para siempre.
Podría perderme en este momento, dónde estar a tu lado es más valioso que todo lo que nos rodea.
Dime ahora si me tumbo en la arena, cerca de la orilla, si te sentarías a mi lado para ver lo que dice la brisa. Y dejar que el silencio nos una de nuevo y pueda ver tu dulce sonrisa.
Dime ahora si me tumbo en la arena, cerca de la orilla, si te sentarías a mi lado viendo cómo pasa la tormenta y que juntos no permitiésemos que el mar hiciera desaparecer nuestros sueños.
¿No te das cuenta de que todavía no quiero despertarme?
Toma mi mano, y ata tus dedos con los míos, y saldremos de aquí, por última vez.

El poker es similar a la vida.

Nos reparten dos cartas, y nosotros decidimos como jugarlas. Podemos pasar, igualar o subir nuestra apuesta. Alguna de nuestras jugadas será ir con todo. Unas veces ganas manos que van por delante, y otras aunque la probabilidad este a tu favor, pierdes. O simplemente a la primera de cambio, tiras tus cartas.
Hay jugadores que juegan a farolear, a intentar aparentar lo que no tienen. Otros jugadores, que no arriesgan, y quizás no ganen todo lo que podrían ganar. Y otros jugadores agresivos en sus apuestas, que más de una vez les han jugado una mala pasada. Jugadores principiantes, hasta jugadores expertos, en este juego. Un juego que dicen que depende mucho del azar, de la suerte, pero que en definitiva, sigue siendo un juego.
En este juego, es muy importante la posición en la que juegues frente a los demás. También es importante, como son tus apuestas, y sobretodo fijarse en los movimientos de los demás.
Un buen jugador seria aquel que sabe cuándo y cuanto apostar, que sabe leer los movimientos de los demás, que de vez en cuando se echa uno que otro farol. En definitiva, que sabe que no puede cambiar las cartas que se le reparten, pero sí que sabe jugar sus manos.
Para ello y ante todo, como muchos dirían, siempre debes guardarte un as en la manga.

Este juego, a mi parecer, es muy semejante a la vida.
En la vida, hay personas que se sirven de las mentiras, e intentan aparentar y fingir lo que no son. En la vida, hay personas que nunca arriesgan porque tienen algún tipo de miedo, y  no saben que el mayor riesgo es no arriesgar. En la vida, hay personas que lo dan todo, y no tienen lo que merecen. En la vida, pasamos por diferentes etapas, y en cada una de ellas lo importante es aprender.

En la vida, es muy importante dónde estás y que es lo que te rodea. También es importante lo que tengas dentro de ti, y de qué forma lo des a los demás. Y sobretodo fijarse en las personas que te rodean, en que y como se sienten, y que con apenarlas mirarles, les entiendas y sepas lo que necesitan.
Una buena persona seria aquella que sabe cuándo y cuanto dar sin esperar recibir nada a cambio, que sabe escuchar lo que callan los demás, y saberlo a través de sus ojos, que de vez en cuando sabe sacar lo que quiere de los demás, sin que se enteren. En definitiva, la vida no es solo un juego. Y tú, ¿a qué esperas para vivirla?
Para ello y ante todo, como muchos dirían, guárdate un corazón de repuesto. Ya que no todos son buenas personas. Más de una solo juega.

El primer amor.


¿Sabes?, no es la primera vez que pienso en ti cuando escribo. Y cuando lo hago, recuerdo quererte como nunca lo he hecho otra vez en la vida, simultáneamente te echo de menos, y luego no me queda otra que olvidarte al darme cuenta de que ya no te tengo.
Las paredes de mi habitación me muestran tu nombre en el silencio de la oscuridad que dejaste tras tu marcha.
Tu sonrisa todavía se refleja en la ventana que me separa del gentío y la voracidad de ese mundo exterior en el que no existe otra como tú.
Mis sábanas están empapadas del frio de la soledad. Dónde por momentos, me recuerdan lo que era sentir el calor de tu piel en cada una de tus caricias. Y que dejan ese hueco en mi cama, que por las noches se convierte en el soñar con tus besos y tus abrazos. Y después, en un triste despertar.
En la estantería están todos los errores que cometimos juntos y que no supimos aprender. Cada uno de los momentos que no pudimos tener, salvaguardados por la enormidad del sentimiento que separa a años luz a nuestros corazones. Y que me enseñan que ninguna otra podrá ocupar tu lugar.
Junto a ella, está el armario dónde guardo cada una de tus prendas, con el olor a tu perfume, y la esperanza de que quieras volver. En los cajones, cada uno de los regalos que me hiciste, y todos y cada uno de los que me quedaron por regalarte.
El suelo es el precipicio de amarte, mi temor y mi orgullo de nunca haberte demostrado lo que mi corazón siente. El techo, ocupa la parte que mis dedos no pueden tocar. La parte que esconde a mis pensamientos, para formar el tú, y el yo en un nosotros. Esa parte en la que los momentos se escapan en el tiempo y a medida que pasa, restan te quieros a mi vida, para compartir contigo el ser feliz.
En mi escritorio todavía están tus pendientes y la agenda con la fecha de nuestro aniversario marcada, con tu rojo pintalabios, en el calendario. Más abajo todavía el tiempo que ha pasado, no ha borrado lo que un día me escribiste con tu propia letra; un corazón y tu “siempre” y que yo jamás podría olvidar.
Y en ella, cada una de mis lágrimas derramadas que utilizo ahora como tinta para escribirte, manteniendo ese nudo en la garganta y haciendo aparecer ese pequeño cosquilleo que sentí gracias a ti.
Aquello que dejaste en esta habitación sin salida en la que, al parecer, no me queda otra que recordarte, y quererte sigilosamente dándome cuenta de lo que significa a lo que la gente llama, “el primer amor” y todo lo que conlleva enamorarse.

Diez metros y cinco segundos.


Me separan de ti diez metros. A ras de suelo continua un paso de cebra y por la horizontal circulan coches en ambas direcciones. Estás sumisa, y un poco nerviosa porque llegas tarde."¿Cuando puñetas se pondrá verde?- piensas una y otra vez hasta el punto de cabrearte sin encontrar motivos, ni razón alguna.
Mientras tanto yo enciendo el mp3. Me coloco los cascos, y busco una canción que no paraba de tararear desde que me había levantado por la mañana. "Como un salto en el vacío, de quien no teme a la muerte. Otra noche en el hastío, de no poder entenderte"-suena a todo volumen en mis oídos.
Semáforo en rojo para los bólidos, que empiezan a pararse.Momentáneamente se enciende el pivotito verde de peatones, dónde te indica que ya puedes cruzar. La gente emprende su dirección. Unos caminan más rápido, otros más lento, y alguno que otro mirando hacia el suelo sin prestar atención. En cuanto inicio mi primer paso, veo como poco a poco te vas acercando.A cinco, a cuatro, a tres metros. En ese momento te miro a los ojos, me miras y mantenemos esa magia que sin querer ha sucumbido a nuestras miradas. Tus ojos verdes en apenas un segundo han acabado conmigo. Tu mirada tan limpia, seguida de ese movimiento de entrecejo, ha llegado a cautivarme y a preguntarme en el poco tiempo que me has dado: ¿La conozco, o me lo parece a mí? Ante tanta pregunta y tan pocas respuestas, he sentido como te marchabas, como seguías la dirección a la cual te dirigías y como yo proseguía en la dirección equivocada, sin saber cuándo te volvería a ver.
Supongo que ese ha sido nuestro momento, y que nunca más volverás a aparecer. De todas formas, me ha encantado. Y te lo digo enserio. Podría repetírtelo, pero creo que no lo describiría de la misma forma. Ha sido bonito, tierno, dulce. Quizás demasiado misterioso, e inoportuno, pero a la vez tan singular, simple y maravilloso que sin duda cuando cierro los ojos y pienso en ese momento, recuerdo tus ojos verdes como los más bonitos que haya visto nunca. Después se me pone la piel de gallina. Y como cuando te despiertas de haber tenido un sueño, y vuelves a intentar dormirte para ver si regresas a ese espejismo, no me queda otra que buscar tu mirada entre la gente, porque estoy seguro de que sería capaz de reconocerla aunque solo haya podido disfrutar de ella diez metros y cinco segundos. Mágicos y que han merecido mucho la pena.

Irrepetible, entre tantas.


Las hay alegres, con armonía. Simpáticas y hermosas. Aunque se dejan en el camino cosas importantes, pero que luego nunca fallan.Que te levantan el ánimo, y te hacen sentir mejor persona. Te ayudan, y puede que hasta te hagan recordar el amor. Buscan la felicidad, y añaden esa pizca de algo que buscabas pero que no encontrabas. Te limitan, y aunque lo demuestran todo de nada sirve porque tú la ves como algo importante en los momentos esenciales de tu vida, pero no para hacer de ella algo tan tuyo. Es tu mejor amiga.

Las hay misteriosas. Que aparentemente son una cosa, y luego son otra. En dónde pecan, y convierten a todo su alrededor en miseria y veracidad. Son la oscuridad sin salida. A veces con contrapartida. Incluso una mala compañía. Esas que despiertan en ti ese ánimo de conquista y de lucha. Te hacen recordar tus principios, y tus acometidas como hombre. Son el propio reflejo de tu símil. Chocáis y saltan chispas. Nunca os ponéis de acuerdo y convertís todo en un rifi rafe de haber quien puede más. Es tu peor enemiga.

Las hay bajitas, delgadas, gordas, altas. Feas, guapas. Tontas, inteligentes. Insignificativas, significantes. Pueden ser también violentas, mortales, fugaces, delicadas, profundas, prodigiosas, importantes. Y a la vez interesantes, fáciles, tiernas, dulces. O sencillas, incorrectas, correctas, compulsivas, solitarias, irónicas, intolerantes, con hipocresía y razonables. Malas, buenas. Apasionadas, nobles. Las hay tan diferentes…

Pero sobre todo las hay únicas. Como la mía, irrepetible entre tantas. Mi letra, capaz de hacerte sentir cosas imposibles, de hacerte ver lo que no se puede ver a simple vista. Tan mía y tan vuestra. Porque sin vosotros dejaría de tener significado. Pero sin mí dejaría de tener vida.

Celos, Amor y Desamor.


Te he odiado mucho más de lo que te he querido. He sido capaz de saltar cada muro, si eso significaba que te encontraría al otro lado. Te he pedido perdón, pero he sido incapaz de dar clemencia a tus pecados. He hecho cosas que no han servido para nada. Y lo que es peor, luego me lo echabas en cara. Te he ayudado aún cuando no lo necesitabas. Y en cambio para ti solamente era un juego, del que luego era yo quien salía peor parada.He hecho innumerables cosas por muchas personas. Pero contigo he callado por un beso, y he dicho la verdad aún sabiendo que así lo perdería todo.
He sido víctima de incontables despedidas. De lloros, que para ti no significaban nada. De acometidas que me rompían el corazón en mil pedazos. Y después decías que era yo quien te hacía daño, menospreciándome, y haciéndome creer que tenía la culpa, o que yo era la mala en todo esto. He sido cobarde, y valiente. No daría la vida por ti, pero sí viviría contigo una vida entera. He luchado, hasta que mi cuerpo ha dicho basta. Hasta que mis ojos se han dado cuenta de que no eres quien dices ser. Y que todo esto, no sepa hacerlo sonriendo, sino entre lágrimas, me hace sentir la chica más engañada por amor de este mundo. He soportado lo insoportable. Te he visto con otra, con otras, con mi mejor amiga y hasta con la persona que te había hecho saber la tirria que le tenía. No digo se acabó, porque no puedo. Y a pesar de los celos y el rencor, no quiero ver cómo te vas de mi vida.
Sin embargo hay cosas que no se decirte, hasta que tú no sientas lo mismo. Perdona mi desconfianza, mi temor a que todo se asemeje otra vez a ese augurio por el que no hace mucho tiempo pasé, y tuve que hacerlo sola, sin ti, para luego verte de nuevo sonriendo como si no pasara nada y sin más revuelo devolverle, de esa forma que tan solo tú sabes, la chispa a mi corazón para hacerme sentir de nuevo.
He sufrido lo que no está escrito, pero quiero que merezca la pena. Me has roto el corazón de todas las maneras posibles. Me has hecho muchísimo daño. Pero nadie, y cuando digo nadie es nadie, me ha enseñado a querer como tú has sabido hacerlo.

Sueño Primaveral


Estabas acurrucada entre las sábanas, que se entrecruzaban formando un sinfín entre tus piernas, tapándote del pavor de la noche y del poco frio que bailaba entre la corta distancia de tu cuerpo al mío. Con los ojos cerrados sonreías, mientras podía darme cuenta de lo bonitas que eran tus pestañas, lo tiernos que eran tus labios, y esos pómulos acalorados de color rojo, rosa primavera, que tanto a mí me gustaba acariciar y que en ese mismo instante dibujaban la línea de la belleza carnal.
Te agarrabas fuertemente a la almohada, intentando protegerte de las pesadillas que tanto te atormentaban. Pero ahora estabas soñando, y no con algo cualquiera. Podía verte feliz, como una niña que se volvía a encontrar con su muñeca preferida. Y sin saber que era con lo que soñabas, no podía despertarte. Quería perderme contigo en ese momento y no me importaba si era para siempre.
Eras la imagen reflejada de un ángel, caído del cielo. Tan bella que no lo puedo describir con palabras. Tu cabello sedoso olía a la mejor de las mañanas. Tu suave piel, me pedía a gritos caricias primaverales. Besos infinitos y abrazos sin abrazarse, de esos en que sientes que estás flotando por el aire, amando con locura y en que no existe un punto a parte.
Me pasé más de diez minutos observándote. Mirando cada detalle de tu piel, como si fuera la única y última vez que fuera a verte. Sabía cuál era el lugar de cada uno de los lunares que hacían más precioso tu rostro. La forma que tenían los lóbulos de tus orejas, a la par que contaba cada una de tus respiraciones, compasadas con el latir de tu corazón que me hacía sentir vivo, afortunado y no dejar de quererte.
Fui a besarte, y entonces desperté. No quedaba rastro de tu sonrisa, ni de la forma con la que cogías la almohada, o de esos rizos que formaban tu cabello y se entretejían con las sábanas de nuestros sueños. Pero, ¿sabes una cosa? Estaba completamente feliz, y ya contaba las horas que me quedaban para volver a dormirme y poder así regresar a aquel momento en el que me perdía contigo, viéndote como disfrutabas soñando. Viendo como eras feliz.

¿Quieres que me sincere?


No soporto verte con otro. Que le mires a los labios mientras te dice mentiras, y te promete cien mundos. Los días en los que no eres tú, y me haces sentir repudio y odio. A la vez de que tengo que sacar lo peor de mí para que te des cuenta de que cuando te digo: vete lejos- no quiero que te marches, sino que permanezcas a mi lado.
A veces, por mucho que trate de aguantar, no puedo. Me vengo abajo, cuando veo que estás triste y desolada porque ese, a quien tú haces llamar amor, no te demuestra lo que te quiere y hace que te sientas la persona más tonta del mundo. Mientras tanto tu esperas a que todo cuaje como si se tratase de un vuelo a más de trescientos kilómetros por hora, en el que no te das cuenta de que vivir entre algodones de nubes no te lo hace sentir cualquiera. Que por mucho que te duela, más me duele a mí ver que no necesitarás mi ayuda cuando tu avión acabe por estrellarse.
Y bum! -hace la onomatopeya, que me descubre del antifaz que día y noche llevo puesto, ocultándome tras aquello que no quiero mostrarte. Un superhéroe de capa caída, que se ha dado cuenta que es mortal como cualquier otra persona. Que quizá no sepa salvarte de muchos de los vientos que te llevan a ninguna parte, pero que sabe que muere por tu amor desde el primer día en el que me miraste como a un desconocido, pero que me hiciste creer que era especial.
Y aunque tú no lo sepas, si pronunciaras mi nombre en tu ayuda, sería el primero en abrazarte.Si me miraras a los labios, seria incapaz de mentirte. Y si volásemos por lo más alto te diría, una y otra vez, que te agarrases lo más fuerte a mí y a la vez que no temieses por nosotros. Que nuestro avión no es de los que se estrellan, porque hay algo que no sé muy bien explicar, pero que nos une.