Dormirme entre las sabanas de tu cama. Con tu olor en mi piel, y el roce de tus manos. Tus labios en mis labios, y tu mirada en la oscura realidad.
Y cuando me despierte, tendré la sensación de que ya no estás. Intentaré abrazarte, y me caeré al vacio sin saber ni si quiera quien soy, y hasta dónde me ha llevado todo esto. Tú perdida, y yo quien no te olvida.
Me elevo entre la ausencia de lo que más me hace falta. Un suspiro entre lagrimas amargas que no hay quien lo endulce. Un corazón que sufre por tanta sal, ahogándose en el mar que nos vio como hacíamos el amor.
Un amor que no renacerá pero que sigue vivo, y todo gracias a tu recuerdo. A que es mucho más fuerte que unos pensamientos trastornados por un tiempo difícil. Y que le gana el pulso a cualquier cosa que le plante cara. Un amor que te extraña, te añora, y te echa cada día de menos.
Y sin querer quererlo, te sigo queriendo. Y aunque tú no lo sepas, cualquier motivo me basta para soñar. Y si quieres te cuento un secreto: me acabo de despertar, y estaba soñando contigo. Estabamos los dos cogidos de la mano en el mundo que creamos. Y lo más bonito, sonriendo de nuevo.