Os agradezco que estéis leyendo estas líneas. Yo les doy vida, y con vosotros cobran sentido. No me leáis porque sí. Quiero que tengáis un motivo por el cual necesitéis o sintáis que, estas letras os van a contar algo y es lo que andabais buscando. Quizás muchos ya habréis desistido en el intento, cambiado de página o pensado: “qué pérdida de tiempo”. Si es así, no sigas leyendo y los dos haremos como si no nos hubiésemos conocido. Pero si no, te invito a mi pequeño rincón en el que publicaré tres entradas al día, en el que te haré participe, en el que te haré sentir que tienes un sexto sentido. Y sobre todo a hacerte creer que, de veras, existe una fibra sensible que puede inter-conectar con las personas.


lunes, 11 de abril de 2011

Nunca te dejaré de amar.


No volveré a llamar, ni escucharé tu voz. Nuestras miradas no volverán a encontrarse. La sensación de que el tiempo se para ha quedado muy lejos. Se ha acabado. Has agotado mis ganas, mi paciencia, y nuestro futuro. Incierto, pero real. Tal es así, como que estoy seguro de que no sabré nunca más de ti, y que terminarás olvidándome. Aunque eso último, ya lo llevas haciendo durante bastante estaciones atrás. Y ahora no habrán más trenes cuyo destino sean besos, abrazos, alegrías y sollozos, de esos en los que te sientes persona única en el mundo, de esos en los que tu corazón palpita a doscientas pulsaciones, y que no puedes controlar. De esos que los dos soñábamos con compartir y que la distancia ha hecho despertarnos.
No tengo sentimiento de culpa, porque la culpabilidad está un grado por debajo del amor.Éste, lo supera con creces. Y aunque no me creas, te diré que lo recuerdo como una de las cosas más maravillosas de mi vida. De hecho, nunca pensé en un final. Y mira si estaba "ciego" que hasta ahora, no me había dado cuenta de que todo acabó en aquella despedida en la que los dos recordamos cómo fue nuestro primer beso, nuestra primera sonrisa, nuestros pequeños paseos, todo aquello que pudimos imaginar y que nos dejamos por hacer. Quisimos vivir el momento, en vez de darnos cuenta de que estábamos haciendo como siempre, pero que esta vez iba a ser como nunca. Qué si la distancia hace el olvido, yo nunca olvidaré lo vivido, ni a ti, ni el camino que ahora me espera sin ti. Pero como tú, tampoco me voy a quedar de brazos cruzados esperando a que haya una próxima vez. Porque a pesar de todo y que nuestros corazones creían latir a la par, lo hacían en mundos distintos como fueron testigos la luna, el sol, y la mar. Y que ahora, en estas cuatro paredes dónde nos amamos una vez, pongo el punto y final a nuestra historia. Recordándote que nunca te dejaré de amar.

Libros de amor.

Lees libros de amor. De esos en los que te cuentan historias espeluznantes de vida o muerte, en las que los enamorados lo dan todo, se buscan y se persiguen, superan sus miedos, sufrimientos y lo peor que te puedas imaginar con tan solo una pizca de esa magia que te devuelve las alas.
Crean relaciones en cualquier encuentro dispar y después pasan a intentar hacerte recordar cada día lo que aquellos cinco segundos supusieron y que tras  un choque de almas gemelas, de medias naranjas y tinteros de agua dulce capaces de formar la sombra de un corazón, fueron convirtiéndose para ti en una adicción incontrolada, en una suave prosa faldera, que vehemente fueron cautivándote como lo hizo tu primer beso, y tus ganas de saber el final.
Nacen las dudas, los celos, las ganas de perderlo todo y de volver a empezar. Y todo esto, sin dejarte a ti ser participe, tan solo alguien que contempla desde el mejor de los puntos de vista, lo que sucedió y no sucedió, y como los pequeños detalles hicieron que entraras en un mundo de ensueño en vez de darte cuenta de la superflua realidad.
Quizás un día me invente un personaje y os cuente como conoció a su chica, como después sufrieron, o incluso el tiempo que estuvieron juntos diciéndose a las mil maravillas lo que ambos sentían y dejaban de sentir, viviendo en los lugares más inhóspitos de la tierra, aquellos que tú te imaginarás una y otra vez pero que nunca podrás llegarlos a conocer. Posiblemente, llegarán al altar, luego te imaginarás la sonrisa de sus hijos y los verás crecer, pero nunca sentirás lo que ellos sintieron cuando sus padres se separaron. O puede que nunca lleguen a eso y que su amor fuera incondicional y tan solo pudieron disfrutar de una noche juntos, en dónde al día siguiente, debido a las copas de vino de más, no recuerden nada. O quizás el personaje que cree, tenga una hermana pequeña enferma de amor. Loca por un hico de su instituto, el más popular pero el más cabrón. Al que todo hermano mayor odia y que le daría más de una paliza. Pero también puede  entre las infinitas posibilidades que os cuente lo que cuesta darte cuenta del hecho de que perdiste a tu chica y que nunca otra podrá suplir su lugar. O lo que es estar sentado en el vagón del tren y que la chica de delante de ti esté leyendo un libro de amor, en vez de estar escribiendo contigo esa historia que tanto estáis esperando leer. 

Amiga

Amiga, tú que estás ahí cuando más lo necesitas. Transeúnte en cada parte de mi cuerpo y que se limita a mirarme a los ojos e intentar saber qué es lo que me pasa. Dichosa en el tiempo, fugaz en la noche y compañera de día. Lo das todo por tener algo que contarme y tus labios desprenden en silencio todo lo que alberga tu corazón capacitado de enlazarse con el mío a través de calcomanías de las palabras: amor, felicidad y nostalgia.
Eres quien me hace recordar mis errores y al mismo tiempo hacer que descubra el cambio que diste en mi vida. Nunca antes me habían hecho valorar tanto a una persona.
Me acuerdo de ti cada mañana. Cada vez que alguien me pregunta: ¿Quién eres? O cada vez que intento huir de mis miedos y recuerdo como me dijiste:

“ Yo me levanto cada día con miedo a no saber más de ti. Me elevo por el tiempo que nos queda, y pienso en que puede que lo hayamos estropeado todo de tal forma que no aceptemos unas disculpas, o que el perdón no sirva de cura a las heridas que posiblemente nos hayamos hecho. Miedo es la palabra, la sensación que augura entorno al significado que le damos a nuestra amistad. Pero que se desvanece al instante que veo tu foto en mi escritorio. En la que me doy cuenta de que, de alguna forma, estás aquí conmigo. Protegiéndome, haciendo feliz mi despertar, siendo uno de esos motivos por los cuales sonrío y me doy cuenta de que entre nosotros, entre la palabra amistad hay muchas cosas escondidas. Y entre ellas no existen los miedos, existe esa sensación tan extraña que nos hace saber que todavía nos quedan muchas cosas por descubrir. "

Ahí me doy cuenta de que la vida tiene muchas cosas bonitas, y que sin duda contigo comparto una de ellas.