Os agradezco que estéis leyendo estas líneas. Yo les doy vida, y con vosotros cobran sentido. No me leáis porque sí. Quiero que tengáis un motivo por el cual necesitéis o sintáis que, estas letras os van a contar algo y es lo que andabais buscando. Quizás muchos ya habréis desistido en el intento, cambiado de página o pensado: “qué pérdida de tiempo”. Si es así, no sigas leyendo y los dos haremos como si no nos hubiésemos conocido. Pero si no, te invito a mi pequeño rincón en el que publicaré tres entradas al día, en el que te haré participe, en el que te haré sentir que tienes un sexto sentido. Y sobre todo a hacerte creer que, de veras, existe una fibra sensible que puede inter-conectar con las personas.


lunes, 28 de marzo de 2011

Diez metros y cinco segundos.


Me separan de ti diez metros. A ras de suelo continua un paso de cebra y por la horizontal circulan coches en ambas direcciones. Estás sumisa, y un poco nerviosa porque llegas tarde."¿Cuando puñetas se pondrá verde?- piensas una y otra vez hasta el punto de cabrearte sin encontrar motivos, ni razón alguna.
Mientras tanto yo enciendo el mp3. Me coloco los cascos, y busco una canción que no paraba de tararear desde que me había levantado por la mañana. "Como un salto en el vacío, de quien no teme a la muerte. Otra noche en el hastío, de no poder entenderte"-suena a todo volumen en mis oídos.
Semáforo en rojo para los bólidos, que empiezan a pararse.Momentáneamente se enciende el pivotito verde de peatones, dónde te indica que ya puedes cruzar. La gente emprende su dirección. Unos caminan más rápido, otros más lento, y alguno que otro mirando hacia el suelo sin prestar atención. En cuanto inicio mi primer paso, veo como poco a poco te vas acercando.A cinco, a cuatro, a tres metros. En ese momento te miro a los ojos, me miras y mantenemos esa magia que sin querer ha sucumbido a nuestras miradas. Tus ojos verdes en apenas un segundo han acabado conmigo. Tu mirada tan limpia, seguida de ese movimiento de entrecejo, ha llegado a cautivarme y a preguntarme en el poco tiempo que me has dado: ¿La conozco, o me lo parece a mí? Ante tanta pregunta y tan pocas respuestas, he sentido como te marchabas, como seguías la dirección a la cual te dirigías y como yo proseguía en la dirección equivocada, sin saber cuándo te volvería a ver.
Supongo que ese ha sido nuestro momento, y que nunca más volverás a aparecer. De todas formas, me ha encantado. Y te lo digo enserio. Podría repetírtelo, pero creo que no lo describiría de la misma forma. Ha sido bonito, tierno, dulce. Quizás demasiado misterioso, e inoportuno, pero a la vez tan singular, simple y maravilloso que sin duda cuando cierro los ojos y pienso en ese momento, recuerdo tus ojos verdes como los más bonitos que haya visto nunca. Después se me pone la piel de gallina. Y como cuando te despiertas de haber tenido un sueño, y vuelves a intentar dormirte para ver si regresas a ese espejismo, no me queda otra que buscar tu mirada entre la gente, porque estoy seguro de que sería capaz de reconocerla aunque solo haya podido disfrutar de ella diez metros y cinco segundos. Mágicos y que han merecido mucho la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario