-¿Tienes miedo, verdad?
-¿Yo? ¿Miedo a qué?
-A que de repente, pienses en mí cada día. A que te acuerdes de mí y sonrías. A que, te digan algo de mí y me defiendas. A que esperes mi perdón para alegrarte. A que creas que eres para mi especial. A que en un instante, haya un cruce de miradas y una caricia que lo signifique todo. A que de pronto, quieras que exista un “luego”.
-A que rápidamente consiga lo que han conseguido otros en mucho más tiempo. A que incomprensiblemente quieras ir poco a poco. A que sin más creas en mí y confíes. A que te pida las cosas por favor. A que sea yo quien te ayude y te apoye. A que, sin querer, te des cuenta de que ha superado la barrera de la amistad. A que te enseñe lo que es compartir. A que el motivo de tu felicidad sea yo. A que sepas el sabor de los sueños y el olor de mis besos. A que se convierta en un siempre.
-A que impensadamente te haga creer en ti misma, aprendas a valorarte, y a ser valiente.
-Sobre todo a darte cuenta de que me quieres.
-¿Y por qué iba yo a tenerle miedo a todo eso?
-Porque antes de empezar algo, ya estás pensando en que puede terminar. Yo no soy como los demás. Yo para ti soy mucho más que el significado de la palabra “siempre”
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