-En los momentos difíciles, tú nunca has estado. Cuando más lo he necesitado, cuando más te he echado en falta, tú ya no estabas.
-Cada día que pasaba, se hacía más difícil para mí, y todo me quemaba por dentro al ver que tú no regresabas.
-Lo más difícil era en cada momento pensar el ¿por qué? Ni si quiera viniste a despedirte de mí. Te fuiste sin darme una explicación. Y aún así yo seguía echándote de menos, pero no sabes tú bien la rabia que me daba.
-Fui yo quien convirtió tus defectos en virtudes, sin importarme nada más. Quien supo ayudarte en cada momento. Quien te apoyó en tus duras decisiones. Lo hice casi todo bien contigo, y ahora, ¿me merezco esto?
- Te mereces algo mejor, lo sé. Lo que pasa es que no te das cuenta de que yo sigo aquí, o quizás no quieras verlo. De todas formas, también hay cosas que has hecho mal, y que me han hecho daño. Aún así, siempre me ha gustado tomarme mi propio tiempo para hacer las cosas bien.
En el sobre se podía leer algo en el remite: Perdóname por haber sido el causante de esto, pero no fui yo quien decidió quererte.
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