Os agradezco que estéis leyendo estas líneas. Yo les doy vida, y con vosotros cobran sentido. No me leáis porque sí. Quiero que tengáis un motivo por el cual necesitéis o sintáis que, estas letras os van a contar algo y es lo que andabais buscando. Quizás muchos ya habréis desistido en el intento, cambiado de página o pensado: “qué pérdida de tiempo”. Si es así, no sigas leyendo y los dos haremos como si no nos hubiésemos conocido. Pero si no, te invito a mi pequeño rincón en el que publicaré tres entradas al día, en el que te haré participe, en el que te haré sentir que tienes un sexto sentido. Y sobre todo a hacerte creer que, de veras, existe una fibra sensible que puede inter-conectar con las personas.


domingo, 3 de abril de 2011

SMS


Estás temblando. Nervios y miedos invaden tu cuerpo. Tienes un escalofrío. Te miras las manos, y las tienes pálidas. No te llega la sangre suficiente hasta ese lugar. Frías, como el peor invierno.
Tu corazón late a doscientas pulsaciones. Lo notas. Lo sientes. Ese pequeño nudo en la garganta. Ese cosquilleo en el estómago.
Te tumbas en la cama. Apagas la luz. Dejas el móvil en la mesita de noche, mientras cierras los ojos. No puedes dejar de pensar en él. Pasan treinta segundos, y coges el móvil. Todavía no ha contestado- piensas; ¿Por qué será?.
Vuelves a cerrar los ojos y a la vez agarras el móvil con las dos manos y lo aprietas contra tu pecho lo más fuerte que puedes. Pasan los minutos. Mientras tanto, no pierdes la esperanza. Piensas que quizá se lo haya tomado a mal. Que no deberías haberle mandado ese sms. Pero a los dos segundos, ese pensamiento desaparece porque te dices a ti misma; Estoy segura que en estos momentos me está contestando.
Empiezas a imaginar, que pondrá en su contestación. Que te dirá, o si al final pondrá un " te quiero ". O un, "buenas noches, cielo". O quizás, lo haya leído y ni si quiera se ha planteado en contestarte. - No, eso no puede ser. - Te dices a ti misma.
Lees de nuevo el mensaje que le has enviado. Una, dos y hasta tres veces. Compruebas la hora en la que se lo mandaste, y en ese mismo momento te fijas lo que marca el reloj. Dieciséis minutos han pasado desde el envio. - Seguro que no contesta.
Dejas el móvil de nuevo en la mesita de noche. Estás muchísimo más nerviosa que al principio. Y el deseo de que suene tu teléfono, es tan grande como aquel que quisiste que se hiciera realidad en tu último cumpleaños.
Te cambias de postura, e intentas cerrar los ojos lo más fuerte que puedes, y dejar la mente en blanco. Quieres dormirte. Mañana será otro día.
Resoplas. Hasta te cabreas y todo. Otra vez, te enviará un sms tu tía- refunfuñes por dentro, aunque en verdad sabes que si por ti fuera, le enviaras mil sms si eso conllevase a ser felices juntos y a que sus contestaciones te enamoren más todavía. O que simplemente te duermas con una sonrisa en la boca cada noche.
Vib-vib-vib. Te da un vuelco el corazón. En menos de un segundo, tus manos ya habían cogido el teléfono, te habías dado la vuelta, y abierto los ojos para poder ver si era de él, ese sms.
Las emociones invadían tu cuerpo. Junto a la piel de gallina, los sentidos alborotados y el corazón apunto de salirse por el pecho. Tus manos, temblorosas, no sabían que tecla pulsar. Tus ojos leen en la pantalla; nuevo mensaje.
Haces click, en "abrir". Es de él. Y empiezas a leer.
" Escriba lo que te escriba, no superaría ninguna de las sensaciones que has sentido desde el momento en el que me has enviado tu mensaje, hasta los veinticinco minutos restantes que han pasado hasta mi contestación. No quería que nada estropease este momento. Te quiero".
Inspiras. Sonríes. Y te das cuenta, de que estás completamente enamorada.

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